domingo

Ésto no es más que un punto y aparte

La imagen que acompaña a esta entrada se trata del fruto de una vieja afición de este insomne que agradece vuestras visitas, vuestros comentarios y vuestros mails.

Dicha afición consiste en coleccionar todo tipo de objetos de los años 60 y 70; años en los que tuvo lugar mi infancia y mi adolescencia. Años felices que he querido rememorar en un nuevo blog, no sólo para dejar constancia de ésos objetos y de esa época, sino para proporcionar a mis hijos algunos recuerdos de aquellas cosas que formaron parte de la etapa por la que ellos están atravesando en la actualidad.

Se trata; casi como quien dice, de un álbum de fotos audiovisual que espero les guste a ellos y a aquellos de vosotros que queráis daros una vuelta por la nostalgia del pasado.

El link es el siguiente: http://setenta-s.blogspot.com

Ni que decir tiene que seréis muy bienvenidos ;-)

Para nada significa el final de los relatos del insomne parlante, sólo que a veces... diversificarse un poco va bien para rejuvenecer el espíritu. Y que mejor modo que reencontrarse con la juventud propia que el de regocijarse en los recuerdos del pasado y disfrutar del presente dejando un modesto y pequeño legado de futuro.

Os espero de veras. Seguro que notaréis de nuevo los sabores y los olores de esos tiempos de pantalón corto y de pan con chocolate ;-)

miércoles

RUTA 66

Mi bisabuela Rosario (Rosario Valadorch) era mestiza, una caprichosa mezcla entre madre española y padre Navajo. De ello dará fe algún día mi prima Susana cuando encuentre la documentación que anda buscando al respecto. En realidad, no hay más que verla a ella (a mi prima) para constatar nuestras raíces; es india de pura cepa: morena de piel, cabello negro, e incluso, en ocasiones se hace una trenza. Yo en cambio, he salido más bien paliducho y de pelo claro, pero bueno... la sangre está ahí, por algún lugar en mis venas.

Llevo algunos años fantaseando con la idea de realizar un viaje y ver con mis propios ojos esos lugares a los que llegaron los primeros colonos del salvaje Oeste americano, que para más datos... fueron españoles. Al parecer, se cruzaron en el estado de Colorado con los indios Navajo, que a su vez, habían migrado poco a poco desde tierras Canadienses. Tuvieron algunas trifulcas al principio, no hay que olvidar que por aquellos tiempos, los españoles no iban precisamente en son de paz, pero aprendieron a convivir juntos e incluso intercambiaron varios aspectos culturales. Los españoles les enseñaron a cuidar ganado, de modo que los Navajo pasaron de ser nómadas a establecerse en esa zona compartida con otra tribu india llamada Pueblo.

Como ya es sabido, la invasión blanca en tierras americanas provocó numerosos incidentes y una interminable expansión de rostros pálidos que terminaron haciéndose con la zona y confinando a los pieles rojas en reservas donde el alcoholismo creó y continúa creando estragos.

Curiosamente, y pese a su anterior forma de vida pacífica y nómada, los Navajo fueron los indios que más ferozmente defendieron su territorio y la última tribu en ser sometida por los blancos en el año 1864, concretamente por las tropas de la Unión comandadas por el general Kit Carson.

En aquel periodo algunos españoles abandonaron las tierras norteamericanas acompañados de algunos Navajo. Regresaron a España pasando por México y finalmente se establecieron en tierras aragonesas. Posiblemente ahí se inició la singladura de mi bisabuela Rosario, portadora de esas gotas de inestimable sangre roja que honra a mi familia materna.

Como decía, fantaseaba con la idea de un viaje a territorio Navajo desde hace un tiempo, y finalmente, este año... se hará realidad. El día 9 del próximo mes de Agosto, parto rumbo a Chicago, ciudad que será el inicio de un viaje de 22 días que posiblemente terminarán siendo más. Recorreré toda la Ruta 66 a lomos de un Chevrolet Uplander que me llevará -al más extremo galope- hasta las tierras de mis antepasados, lugar donde podré disfrutar de los paisajes del Cañón del Colorado, para continuar hasta Los Angeles y sumergirme en las aguas de las playas de Santa Mónica.

En Monumental Valley me subiré a la cima de una de sus montañas, me drogaré hasta la catarsis, encenderé una hoguera y esperaré la llegada de mis ancestros. Tengo muchas preguntas que sin duda, tendrán a bien responderme.

Entonaré la plegaria Navajo para demostrarles que no he andado perdiendo el tiempo y con la puesta de sol continuaré mi rumbo a través del Oeste.

“No te detengas en mi tumba a llorar no estoy allí.
Soy ahora una de las brisas que soplan.
Soy el brillo del diamante en la nieve.
Soy la luz del sol en el grano maduro y soy la suave lluvia del otoño.
Cuándo te despierte en la mañana una ráfaga de aire.
Soy yo.

Soy yo la gentil brisa que se levanta en círculos con el vuelo reposado de los pájaros.
Soy una de las tenues estrellas que brillan en la noche.
No te detengas en mi tumba a llorar. No estoy allí. No he muerto”.


No prometo nada, pero trataré de montar alguna especie de blog “On the Road” para informar de los periplos de este viaje.

En cualquier caso... en agosto que nadie me busque. Estaré felizmente perdido y seré esa sombra que cabalgará por las montañas rocosas.

Ahí va el temazo rebelde y salvaje por excelencia:

sábado

PAJILLEROS "DE IZQUIERDAS"


Hace ya tiempo elaboré una teoría; teoría propia de una mente insomne y enferma como la mía, pero... teoría al fin.

La teoría se basa en la idea de que, en la actualidad, los hombres, nos hacemos las pajas con la mano izquierda, amén de los zurdos que lo han hecho así siempre y no han notado sustancialmente ningún cambio al respecto, y a excepción clara de un primo mío que me declaró, que por cuestiones de descomunal tamaño él, siempre se las había hecho a dos manos. Pero excepciones al margen... A qué se debe el cambio en los pajilleros (anteriormente) diestros?

Tras un laborioso sondeo realizado entre amigos, conocidos y allegados varones, el resultado ha sido que el 90% de los encuestados reconocen pelársela con la izquierda desde mediados de los años 90, cuando antes, lo hacían siempre con la derecha. El 10% restante... no saben, no contestan (sin duda esos son los peores por no reconocer o no hablar de algo natural. A saber que mierdas de vicios tienen).

Trataré de exponer el motivo en un orden cronológico, de manera que quede clara esta faceta de la evolución antropológica del hombre y de por qué el cambio de mano en esta actividad concreta.

En nuestra preadolescencia (esto va para los cuarentones, y esa preadolescencia se sitúa en los años 70), el candor infantil, mezclado con la ingenuidad y con esa parte poética y romántica que acompaña a todo joven, nos hacía recordar en la intimidad de nuestra alcoba a esa compañera de clase, a esa vecina, o incluso... a esa profesora, y nos sumía en un juego en el que la imaginación de un momento de intimidad con la aludida, era la protagonista de nuestra fantasía sexual de turno. Con ello me refiero a que “la protagonista” era precisamente esa imaginación y esa fantasía, no la hembra en cuestión, ya que... no nos engañemos, podíamos repetir con algunas, pero la masturbación ha sido siempre tan profiláctica y tan aséptica que el cambio de pareja constante y la promiscuidad nunca fue, para ninguno, el menor problema.

Algún día, uno de nuestros compañeros (de los del grupo) descubría en el armario de sus padres unas fascinantes revistas en las que aparecían mujeres que mostraban su cuerpo desnudo y en posturas sugerentes. El siguiente paso era el de contarlo al resto de la manada de salidos, e incluso, en un momento dado, llevar una de esas revistas a clase de modo clandestino para que el resto, extasiados ante la visión de semejantes turgencias corriésemos a registrar los armarios de casa en busca de un ejemplar en el que apareciesen, como normalmente las llamábamos, “tías en bolas”.

Muchos eran los afortunados que tenían unos padres con revistas ocultas; los mismos padres que algún fin de semana nos dejaban al cuidado de los abuelos y se iban con unos matrimonios amigos “de excursión”, pero... Solos? Siempre habían ido de excursión con nosotros. Por qué ahora nos dejaban con los abuelos? Por qué no podíamos ir con ellos a Perpignan?!!

El caso era que sin comerlo ni beberlo, dejamos de gastarnos nuestras míseras pagas semanales en Coca-Colas y ganchitos. Dejamos de invitar a las amigas a un batido de chocolate en el Mac Donald’s; total... sólo eran chicas a las que en realidad les gustaban los chicos mayores, así que dejamos de hacer los primos con ellas e invertíamos nuestra paga en comprar en los kioscos revistas de tías en bolas. Los cuartos de baño de nuestras casas se convirtieron en territorio apache; sentados en el retrete con los pantalones y los calzones a la altura de los tobillos, la revista en el suelo abierta en la página más “guarra” y entreteniéndonos el rabo con nuestra mano derecha hasta llegar a la extenuación, sordos ante los gritos de nuestros padres que incansablemente nos pedían paso, o bien porque estaban intrigados por nuestra constante permanencia dentro del W.C., o bien porque sus vejigas estaban a punto de reventar.

Curiosamente, los fantasmas y monstruos que habían habitado debajo de nuestras camas en la infancia se fueron, se largaron para siempre y dejaron espacio para un montón de revistas de páginas de papel couché y repletas de fotografías en las que generosas hembras mostraban sus encantos. Auténticas abanderadas de la más honesta de las ONGS que brindaban sus cuerpos desnudos en favor de todos los adolescentes necesitados que babeantes y con los rostros llenos de acné, asíamos con la destreza de nuestra mano derecha aquellos miembros que explotaban al poco rato de un compulsivo meneo.

Los 80 marcaron un antes y un después. La llegada del video a nuestros hogares supuso la primera revolución "masturbil". El papel couché pasó a un segundo plano ya que en las películas que podíamos ver en nuestros videos caseros, el efecto audiovisual y la posibilidad de rebobinar y saltarse las escasas escenas de diálogo, nos mostraban a esas diosas del porno como mujeres vivas que se movían, jadeaban y que recibían eyaculaciones en diversas partes de su cuerpo con aquella satisfacción tan natural que nos dejaba “muertos”. Ninguna de las chicas que conocíamos, ninguna con la que ya habíamos mantenido alguna relación, recibía nuestro semen con tanta necesidad, ni como si se tratase de maná divino. Todos deseamos meter a alguna que otra Ginger Lynn en nuestras vidas, pero joder!... sólo dábamos con chicas ”normales”.

Estar a solas en casa, con el salón en penumbra, esparramados en el sofá y nuevamente, con lo pantalones y los calzones a la altura de los tobillos, era toda una experiencia sublime. La diferencia era que en lugar de agacharnos a pasar las hojas con la mano izquierda, en esa misma mano sosteníamos el mando a distancia y gozábamos de la posibilidad de “saborear” algunas de las escenas a cámara lenta.

Pero llegaron los 90, y con ellos el cambio total y evolutivo de la especie humana. Más concretamente de los machos, debido a que las hembras –por lo general, siguen utilizando la imaginación para sus fantasías sexuales a excepción de casos contados. Podríamos decir que el estímulo visual es más primario, en definitiva; más de hombres- Con los 90 llegaron a nuestros hogares los ordenadores personales (hasta ahí bien), pero con ellos, llegó el ratón, el “mouse”. Un maravilloso y pequeño cachivache que nos permite “tocar” la pantalla, hacerla interactiva y gozar de lo mucho que nos ofrece internet a la simple distancia de unos pocos “clic”.

Esa interacción que nos ofrece el ratón nos empezó a resultar más cómoda con la mano derecha, de modo que la mano que antes utilizábamos para el noble arte de la paja, empezamos a utilizarla para la navegación, mientras que con la izquierda nos la entreteníamos tan ricamente. Por suerte, para eso... todos somos ambidiestros.

El fenómeno paja-PC, o paja-MAC (para los más pijos), fue creciendo con la aparición de los chats y las webcams. Teclear mensajes y establecer diálogos obscenos con alguna internauta necesitada de nuestros mismos afectos, resultaba más fácil con la derecha. Escribir con la izquierda hubiese sido un terror, de modo que la recién nacida costumbre de manipularse el miembro con la izquierda empezó a cobrar su máxima expresión.

A saber que nos depara el futuro, pero a mi entender, y dados los resultados de este trabajo de investigación, será necesario otro cambio importante y definitivo, para que nuevamente, la mano derecha, sea la artífice directa de nuestras pajas.

Para terminar. Con “ellas” también he hablado y he efectuado el sondeo, pero... permítanme que no de resultados. Es poco caballeroso hablar de lo que las mujeres le cuentan a uno al respecto de según que prácticas y que temas ;-)
Por primera vez (y posiblemente, no la última), me permito dejarles en este post un archivo de audio. Se trata de un tema de 1965 titulado "I Feel Good" del gran James Brown. Qué mejor sensación para el tema del post, que la de... sentirse bien?


jueves

La crisis, el pretexto para revolcarse por el lodo


Que en Occidente hablemos de crisis me parece, poco menos, que un insulto a la inteligencia.

Qué crisis? Acaso vivimos en chozas, se nos comen las moscas, o no tenemos para comer nada más que tortas de trigo?

Para la mayoría de nosotros, la crisis se traduce en tenernos que comprar “el último modelito” en un mercadillo en lugar de hacerlo en Dolce & Gabbana, Pero además, sabemos que eso sólo es temporal, nos consta que tarde o temprano la situación volverá a la normalidad, que muchos -de los hoy parados- encontrarán nuevos puestos de trabajo y que poco a poco se reestablecerá ese ansiado “equilibrio”.

Este insomne poco más tiene que añadir a lo que, en su día, dijo Albert Einstein. Permitidme que cite sus palabras y, a partir de ahí, saquemos cada uno nuestras propias conclusiones.

“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar “superado”.

Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.


Albert Einstein